Tras la agresión por parte de fiscales al padre de la iglesia de San Juan Bautista de Cuautlancingo, Mario Pérez el inmueble fue cerrado y resguardado por los mayordomos de la región.
Las opiniones son divididas ya que mientras unos defienden al padre y criticaron el actuar de los agresores a quienes acusan de haber llegado en estado de ebriedad, la contraparte cuestionó la falta de transparencia en el manejo del dinero y que no hayan sido tomados en cuenta para la construcción de la nueva capilla.
Los hechos ocurrieron el pasado domingo cuando durante la homilía encabezada por Mario Pérez, fue agredido y golpeado por fiscales, quienes le reclamaron no haberlos tomado en cuenta para la construcción de una capilla.
En ese sentido la iglesia se mantiene cerrada con candados y está siendo resguardada por los mayordomos y fiscales de la iglesia, quienes señalaron que el padre desde su arribo fue muy conflictivo y déspota.
Incluso aseguraron que existen diversos oficios enviados al Arzobispado y a la Secretaría de Gobernación del estado, en los que se informó de la situación que padecían pero nadie les hizo caso.
COMUNICADO | Sobre el conflicto acontecido en la parroquia de San Juan Bautista Cuautlancingo. pic.twitter.com/sCK1aCUG99
— Arquidiócesis Puebla (@Arqui_Puebla) May 2, 2022
Los quejosos sostuvieron una reunión con el arzobispado y advirtieron que no quieren de regreso al sacerdote Mario Pérez, por lo que las puertas del recinto seguirán cerradas hasta que se dé solución a su demanda.
Sin embargo, otro grupo de ciudadanos que llegaron a la iglesia a intentar hacer oración reprobaron la violencia contra el párroco, pues dijeron que los fiscales no son nadie para cerrar su templo.