En el Centro de Investigación en Ciencias Agrícolas (CICA) y el Posgrado en Ciencias Ambientales de la BUAP se investiga cómo se relacionan los conflictos socioterritoriales con los cambios de uso de suelo en la zona de Cholula, desde un enfoque de los sistemas complejos. Es decir, analizan los problemas que enfrentan los pueblos originarios de esta región, desde la perspectiva biofísica, social, económica y política.
Este trabajo se refleja en la tesis del estudiante de posgrado en Ciencias Ambientales, Julio César Muro Altieri, con la participación de los investigadores del CICA, los doctores Víctor Tamariz Flores y Rosalía Castelán Vega, quien destacó que tanto San Andrés como San Pedro Cholula son regiones bioculturales de gran importancia, algo que está en riesgo de perderse por diversos procesos de crecimiento urbano.
Ante esto, pueblos originarios ya se reúnen para tratar temas como recursos naturales o bienes comunes, con la intención de frenar el despojo. La investigadora indicó que estas comunidades discuten principalmente el tema del agua y su extracción de pozos profundos por parte de inmobiliarias; además de los conflictos que tienen por el territorio y los cambios de uso de suelo.
La urbanización de los últimos años en estas regiones es acelerada debido a la intervención de inmobiliarias que adquieren terrenos de cultivo a precios bajos, cambian el uso de suelo y construyen desarrollos urbanísticos que rompen con su naturaleza biocultural, lo que genera problemas por la distribución del agua y el espacio, señaló la investigadora.
“Se gestan diversos problemas, como la desaparición de usos y costumbres, además de la extracción del agua del subsuelo o las concesiones que se otorgan por más de 30 años, todo sin tomar en cuenta a los pueblos originarios, a pesar de que la legislación obliga a que estos proyectos sean consultados y votados por ellos”.
Ante estos fenómenos, la doctora Rosalía Castelán destacó la organización de los pueblos originarios y cómo se incorporan a poblaciones de otras zonas, para defender su territorio, recursos naturales y bagaje cultural. En ese sentido, manteniendo el compromiso y vinculación social de la universidad, su contribución como centro de investigación radica en estudiar el problema desde diferentes aristas.
“Se propone el análisis de cambio de uso de suelo con programas de sistemas de información geográfica, con el objetivo de hacer proyecciones y ver hacia dónde es más conveniente realizar la transición; es decir, hacia dónde se podría orientar el crecimiento urbano. Otro objetivo es trabajar con diagnósticos participativos a nivel local, a través del trabajo directo con los barrios y comunidades para conocer cuál es su visión y hacia dónde quieren ir”.
De esta forma, plantean la elaboración de etnomapas, en los que se incluya la proyección de crecimiento de la población hasta el 2050. La doctora Rosalía Castelán recordó que se trata de una zona periurbana que aún cuenta con terrenos agrícolas, las cuales van quedando incluso en medio de los conjuntos residenciales. El riesgo es que se pierdan sus tradiciones y los saberes ancestrales, respecto a la producción agrícola.
La investigadora mencionó que también influyen las comunidades equiparables, es decir, aquellas que tienen su origen a partir de pueblos originarios, pero que han sufrido modificaciones en su estilo de vida y su cultura, gracias a la cercanía con la ciudad de Puebla y la diversificación de actividades productivas, principalmente en las poblaciones jóvenes, quienes migran a trabajar a la capital.
En este proyecto también participan investigadores del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego. Asimismo, el CICA planea realizar análisis de agua y suelo para determinar cuáles zonas registran índices más altos de fertilidad y cuáles no, y sumar a sus propuestas una posible ruta de crecimiento urbano y habitacional a partir de las características del suelo, entre otros factores bioculturales.