Por: Fermín Alejandro García / La Jornada de Oriente
José Juan Espinosa Torres es uno de los pocos alcaldes que ha resistido el control del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, siendo esa la razón por la cual el Poder Ejecutivo ha emprendido una campaña de desestabilización en su contra, utilizando la coyuntura del homicidio del joven Ricardo Cadena Becerra, la cual es encabezada por el legislador Eukid Castañón Herrera, quien está utilizando a dos operadores: el priista Alejandro Oaxaca y el panista Miguel Ángel Huepa, quienes está buscando crear un conflicto artificial contra el edil cholulteca.
Esa necesidad del morenovallismo de querer acabar con José Juan Espinosa se debe a que el alcalde de San Pedro Cholula representa una amenaza al proyecto de Moreno Valle de salir como el triunfador absoluta del actual proceso electoral, ya que dos de los candidatos vinculados con el edil cholulteca tienen amplias posibilidades de derrotar a los abanderados del gobernador.
Ya que Nancy de la Sierra, quien es esposa del alcalde y candidata del PRI en Teziutlán, y Luis Alberto Arriaga, aspirante de Movimiento Ciudadanos en Cholula, están en empate técnico con sus rivales del PAN Juan Pablo Piña Kurczyn y Miguel Ángel Huepa, respectivamente.
De alguna manera se está buscando emplear la misma estrategia, aunque con diferentes formas y resultados, a la que se utilizó hace tres años contra Eliseo Zayas Jaen, quien en ese entonces era el edil panista de Acatzingo y por estar enemistado con Moreno Valle se utilizó como pretexto un homicidio, cometido por unos de sus guardaespaldas, para que el gobierno estatal emprendiera una persecución en su contra, logrando su destitución y que lo metieran a la cárcel un año un año y dos días, de donde salió exonerado.
Una similitud que guardan los casos de Espinosa Torres y Zayas Jaen es que los ataques en su contra surgieron por la muerte de un par de ciudadanos inocentes cometidos por subalternos, pero en hechos en que ambos ediles no tenían ninguna responsabilidad directa ni cometieron algún ilícito.
La diferencia fundamental entre ambos casos es que Espinosa supo reaccionar de inmediato para dar la cara, para deslindarse del homicidio y hacer lo correcto, que fue pedir justicia y castigo contra el responsable, que es Jaid Mothe Hernández, el subdirector de la Policía Municipal. En cambio Zayas Jaen actuó con torpeza, con candidez, lo que provocó una crisis de la que nunca pudo salir.
Sobre el caso de Cholula es entendible la reacción de la familia de la victima, el joven Ricardo Cadena, y de un importante sector de la opinión pública que exige justicia y freno a los abusos policiacos de todo tipo. Sin embargo, todo lo que ha ocurrido después, como es la aparición de protestas callejeras y opiniones periodísticas o de políticos exigiendo castigo contra Espinosa, es parte de una estrategia montada desde Casa Puebla.
En la protesta en la vía pública que se hizo contra el ayuntamiento de Cholula por la muerte de Ricardo Cadena se pudo contar a unas 30 personas vinculadas con el ex alcalde priista de ese municipio, Alejandro Oaxaca, quien siempre estuvo vigilando la movilización a unos 30 metros de distancia.
También llegaron al lugar unos 15 operadores de Carlos Tlapaltotoli, quien es un panista que hace labores de proselitismo en las 13 juntas auxiliares de San Pedro Cholula a favor del candidato del PAN, Miguel Ángel Huepa.
Tanto la gente de Oaxaca como de Tlapaltotoli quisieron hacerse pasar como familiares o amigos del muchacho asesinado, con el propósito de generar violencia contra el alcalde Espinosa Torres. Es decir, llegaron a lucrar políticamente con la tragedia.
En el caso de Oaxaca es claro que es un personaje manejado desde el grupo político morenovallista, ya que su esposa Erika de la Vega es candidata del Partido Nueva Alianza y su única labor como aspirante ha sido la de atacar a diario la figura de José Juan Espinosa y el candidato de Movimiento Ciudadano Luis Alberto Arriaga, sin hacer ningún otro tipo de proselitismo.
Al mismo tiempo, Eukid Castañón ayer se presentó al Congreso local para dictar línea entre los diputados de casi todas las fracciones para que se utilice el Poder Ejecutivo para politizar el caso del muchacho asesinado y el tema se prolongue en la prensa, por lo menos hasta que acaben las campañas electorales.
La forma en que se quiere embarrar de lodo a Espinosa es acusarlo de solapar a Jaid Mothe Hernández, cuando en realidad es alguien ajeno al grupo político o el círculo de funcionarios de confianza del edil. Mothe Hernández entró a trabajar en la gestión del priista Francisco Covarrubias, quien fue edil de Cholula hace dos trienios.
Posteriormente, Jaid Mothe Hernández se volvió en la pasada administración en el hombre de confianza de la entonces alcalde Dolores Parra, quien es militante del PAN.
Y un dato de suma importancia es que el examen de control de confianza de dicho agente policíaco fue aplicado y avalado por el gobierno del estado.
Sin contar que quienes conocían a Mothe Hernández lo califican como un policía preparado, sereno, disciplinado, por lo que resulta poco comprensible que haya actuado de manera absurda matando a un joven que no cometió delito alguno.
A la gente de Moreno Valle no le interesa que se esclarezca el caso y se haga justicia. Lo que busca la gente del gobernador es cobrarse la afrenta de que José Juan Espinosa ha sido un alcalde exitoso, con buena aceptación popular y que ha defendido la autonomía de su gobierno, tal como lo tendrían que hacer todos los presidentes municipales del estado.